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Los Angeles

" Los ángeles son a Dios lo que los rayos del sol, a éste.
Dios los creó para que estuvieran a nuestro servicio y nos atendieran.
Su razón de ser es contestar a nuestras oraciones.
Aunque vivamos en el mundo material ellos constituyen el vínculo especial que nos une a Él. Además, cada uno de nosotros tiene en su interior un fragmento de Dios, una chispa divina, que le permite acudir a los ángeles en busca de ayuda, ¡y esperar resultados! "

lunes, 22 de junio de 2020

La conexión angélica

          How wonderful, all of the clearing and forgiving that you have done over the past will inspire you! Open up your energy, heart, and mind to freely conjure a new idea, project, or creative inspiration. There is a lot to be said for letting go and how it frees up our energy to flow forward. So take some time out today to let the mind wander and the heart saying as you create a new path to move forward on.

Aunque una persona no crea en los ángeles o en casi nada de todo el tema espiritual, las entidades angélicas actuarán continuamente produciendo circunstancias, anécdotas, casualidades, para que pueda desarrollar esa persona su tarea, su misión, como ya se ha explicado. De manera que si nos quedamos con esta idea parece que poco o nada tenemos nosotros que hacer y que todo lo dicho se reduce a dar información pero poco más, pues si todo eso es algo que los ángeles realizan por sí mismos, ¿es que acaso no cuenta nuestra actuación? De eso, precisamente, es de lo que va a tratar el presente capítulo, de la actuación del hombre para favorecer y ayudar la actuación angélica.
¿Qué es la conexión angélica? Podríamos definir la conexión angélica como la conciencia de realidad del tándem, de la unidad que formamos con los ángeles, en especial con el que tenemos asignado: nuestro ángel de la guarda. Por conciencia entendemos aquí el tener certeza de la realidad del reino angélico, de la misma manera que tenemos certeza que tenemos un corazón o un hígado. Ya no se trata de creer por fe, por dogma ni por interés, se trata de asumir que los hombres y los ángeles somos socios y que vamos juntos en el camino de la evolución de nuestros espíritus. Cuando uno lee o estudia un tema de medicina o algo que versa sobre el cuerpo humano y por ejemplo se entera de la importancia que tiene el hígado en su organismo, lógicamente actuará de manera que los actos de su vida no dañen a éste pues sabe que su buen funcionamiento es de capital importancia. Pues bien, hasta ahora lo que se ha intentado explicar es, siguiendo este ejemplo, cómo “funciona el hígado”, ahora se trata de ver qué podemos hacer para que funcione mejor. Hemos dicho que ángel y hombre forman un tándem, pero también se ha visto que la última palabra la tiene el hombre, ya que finalmente es él quien decide lo que hace. Ahora bien la pregunta que uno se formula es: -si formamos sociedad con nuestro ángel y él sabe más que nosotros, ¿por qué no toma el ángel un papel más activo e impone lo que es más bueno para los dos?, ¿acaso no está él mejor preparado?- La razón por la que el ángel no hace eso es porque existe el libre albedrío por parte de los humanos y si interviniera de manera directa lo rompería, pero hay otra razón: el ángel quiere que sea el hombre quien responda y su ventaja es que él no tiene ninguna prisa para que el humano dé los pasos correctos. El ángel sabe que cuenta con toda la eternidad, nosotros no creemos eso. Nuestra impaciencia por lograr las cosas no es más que el resultado de nuestros miedos a que el tiempo se nos acabe, y así vemos la muerte como la caída de telón en la representación de una obra, sin darnos cuenta que en la existencia no hay puntos y aparte, sino que todo son punto y seguido. El ángel no vive en la dimensión tiempo y por lo tanto existe sin prisas pues sabe que en un año, un siglo o en un millón de años, la evolución con su socio humano se producirá. Dicho todo esto ahora la pregunta a formularse sería: ¿cómo se consigue la conexión angélica? Pero de cara a ser prácticos, debe uno antes preguntarse: ¿en qué me va a beneficiar a mí lograr esa conexión? En primer lugar, en que se va a intensificar todo el funcionamiento standard del ángel, vaya, que es como cambiar una conexión de Internet con línea analógica convencional por una ADSL. Así, si hemos visto que la llamada “voz de la conciencia” es producto de la actuación angélica, ahora no será un susurro en nuestra mente lo que nos venga, sino un grito inconfundible. Evidentemente, eso funciona para las situaciones especiales en que precisemos que se nos grite para darnos cuenta de las cosas, y en esas circunstancias la conciencia, manifestada por los ángeles, será ahora inconfundible. Y ¿qué nos permite eso? Pues algo muy importante: ser nosotros mismos. Eso de “ser uno mismo” se usa mucho en psicología y en esoterismo, pero a menudo queda poco definido a que se refiere. De manera que vamos a intentar abordar esa pregunta desde su punto opuesto, es decir, vamos a responder a la pregunta de: ¿cuándo no somos nosotros mismos? En nuestras vidas, todos alguna vez, hemos tenido reacciones de las cuales, después, nos hemos arrepentido. Hemos dicho algo ofensivo a un ser querido, o hemos elevado la voz a quien no se lo merecía o hemos cometido actos que luego lamentamos haber hecho. El ego humano, en estas situaciones, llega a buscarse una justificación racional del tipo: “pero es que...” es decir que se busca una base racional para justificar un acto del que, internamente, no nos sentimos orgullosos. Cuando uno ha gritado a su pareja, a su hijo, a su empleado, o ha tenido reacciones similares, digamos que ha tenido un pronto de genio, en realidad, en estas circunstancias no está siendo ”uno mismo”. Entonces, si uno es un buen padre, ¿por qué grita a sus hijos? Si uno es buen esposo, ¿por qué llega incluso a pegar a su mujer? Porque se deja llevar por las circunstancias de tensión del momento y no escucha a su conciencia que le dice “no grites a tu hijo que es sólo un niño” o cosas parecidas. El ángel malo, que somos nosotros cuando decimos al bueno que se calle, aparece y empiezan los gritos y esas cosas que no son propias de nosotros. Con una autentica conexión angélica eso no pasa, pues la voz de la conciencia sube de tono. Vaya, que se nos avisa antes que podamos decir o hacer algo de lo que posteriormente podemos arrepentirnos. Una de las consecuencias de llegar a ser “nosotros mismos”, y que proporciona la conexión angélica es que nos permite ser más libres.La razón por la que comúnmente se representan a los ángeles con cuerpo de un niño pequeño se debe, precisamente, a que si hay alguien que vive con sus propias normas, son los niños pequeños. Cuando un niño de corta edad, de tres años por ejemplo, pinta algo no se plantea si lo que hace podría mejorarse, si gustará a los demás o no, para el niño su dibujo ¡es perfecto! Y para él refleja a la perfección lo que quiere representar aunque para los adultos sean rayas o manchas de colores. El niño es libre y se valora con su propio patrón. Incluso si se hace sus necesidades encima no tiene vergüenza alguna, porque lo normal, para él, es hacérselas. Será luego, cuando crezca y la sociedad le imponga normas, cuando irá perdiendo libertad, pero los niños en su más tierna infancia son libres y eso es lo que quiere representar la imagen del ángel como niño con mofletes y alitas a la espalda. Pero la conexión angélica va mucho más allá de subir el tono con el que nos habla la conciencia. Como se ha dicho las circunstancias que nos pasan en la vida tienen una razón, un porqué. Sin embargo, ocurre que a menudo ese porqué no lo vemos, no lo podemos entender y sólo pasado el tiempo nos percatamos de la razón, aunque quizás sea ya demasiado tarde. Pues bien, la conexión angélica nos permite pasar de la idea de “todo lo que ocurre es por alguna razón” a la de “haz que haya una razón a todo lo que te ocurra”. Y esto es de vital importancia para no vernos afligidos por las circunstancias de la vida. A veces, cuando realizamos un trabajo, nos puede parecer que todo está bien, pero sin embargo sentimos internamente una cierta desconfianza, algo dentro nuestro parece decirnos -cuidado que esto está mal- Si hacemos caso a ese aviso y revisamos la labor muchas veces vemos pequeños fallos que a primera vista parecían no estar, y el haber llevado a cabo la corrección a tiempo resulta de vital importancia. Ése, es un caso de aviso angélico por el uso de la intuición. Pues bien, el lograr la conexión angélica potencia este tipo de intuiciones.La conexión angélica en sí misma no cambia nada, no nos arregla la vida, pues la vida la hemos de arreglar nosotros mismos, pero sí que nos permite entender y dirigir la vida para que todo sea más fluido, comprensible y fácil. Al respecto hay que decir algo similar de todo lo que se refiere al Plano Espiritual. La espiritualidad, la creencia en los ángeles, en los Maestros, en los Santos, en una religión, o en lo que sea, es un condimento para la vida, una forma de vivir, pero no la suplantación misma de la vida. . Si pudiéramos saber cual es nuestra “misión”, al menos nuestra vida tendría un guión más marcado ¿no? Pues la conexión angélica facilita, casi revela, esa misión. Cuando se tiene esa conexión no hay duda sobre lo que debemos hacer.

La percepción de los ángeles.

Hemos dicho ya que los ángeles no se pueden ver y también hemos dicho las razones, que no son otras que por el tipo de trabajo que tienen que realizar. Ahora bien, en el proceso final de la conexión angélica, cuando todos los puntos anteriores ya se han cumplido o de alguna manera ya están en marcha, nos puede resultar posible, y digo puede en sentido condicional, percibir la presencia de ángeles, en especial del nuestro. No nos estamos refiriendo a que de repente aparezcan en tres dimensiones, delante de nuestros ojos, como lo está la pantalla de mi ordenador, no, no es eso. Lo que queremos decir es que el ángel, y ahora singularizamos, establece con nosotros una especie de código que nos permite detectar su presencia. Esa presencia es de forma sutil, pueden ser luces que se mueven frente a lo que miramos, colores, sensaciones en nuestro cuerpo, palabras que oímos sin que haya nadie a nuestro alrededor o un olor o sabor característico en nuestro paladar. La presencia de estos signos dependerá de la persona y del ángel correspondiente, es decir del tándem que se trate, pero sí que tienen todas las manifestaciones angélicas una característica común: son extremadamente agradables. Para los que tienen la conexión por visualización de luces estas serán de bellos colores, mientras que cuando la conexión sea por el paladar el gusto es realmente exquisito, tanto que en ciertos momentos llega a paralizar la actividad que se está haciendo. De esta manera, con esta manifestación, tenemos la certeza interna absoluta que no estamos solos. Los ángeles se manifiestan cuando lo creen conveniente. Las “apariciones” dependen de su voluntad. Se comunicarán con usted, sí, pero no cuando usted lo espere sino cuando ellos lo consideren oportuno. Esta forma de funcionar es típica del Plano Espiritual y hasta los santos más santos la vivieron así. Los momentos de éxtasis de los místicos no eran elegidos exactamente por ellos, lo que sí que estaban estos era preparados para el momento, pero nunca es el hombre el que “obliga” a un ángel, nunca, por más perfecto que el humano sea.
Pues si logramos conectar plenamente con nuestro ángel, la ecuación siempre tendrá sentido y nunca estará vacía, o dicho de otra manera, nos bastaremos a nosotros mismos para ser felices en la vida. Ya nunca nos sentiremos solos, nunca; pues tenemos a nuestro ángel. Se trata pues, por nuestra propia felicidad, de movernos hasta hacer que nuestro ser y nuestro ángel se integren hasta fundirse en una misma unidad. Y para ello hay que alcanzar esta conexión angélica.



miércoles, 26 de septiembre de 2018

Los elementales embellecieron la Tierra

A Weeki Wachee mermaid wearing a gorgeous Merbella Studios silicone tail for the 2017 mermaid calendar. This tail went on to be sold to The house of Flynn - who is a mermaid tail collector.

El Gran Reino Elemental que fue elegido para crear sus ríos, sus valles, sus colinas y todas las glorias que forman la naturaleza, está localizado y mantenido en su mayor parte, dentro de una órbita natural. Algunos de ellos, los pequeños y exquisitos, nunca pasaron al exterior de la esfera de unos pocos centímetros, viviendo sus vidas en el desarrollo de las hierbas y flores en el plácido jardín de alguien. Otros, los más grandes, quizá, vivieron sus vidas dentro de una montaña o lago, aunque todos ellos están localizados y no viajan. Particularmente, desde que la humanidad ha creado antagonismo entre los dos reinos, a través de la discordia, la Ley Cósmica ha considerado cada vez más poderosamente que la Ley de estos seres fuese sujetarlos dentro de estas esferas locales, no sea que todos ellos se vayan rápidamente de las grandes ciudades donde la discordia, la impureza, y la imperfección vayan en contra de sus cuerpos puros; -aunque entonces, la humanidad encontraría que, sin la ayuda del Reino Elemental, la misma vida no podría sostenerse por más tiempo-. Pero cuando el Amor, generado conscientemente, es liberado por un cuerpo corporativo de seres sin ascender, incluso la misma Ley Cósmica inclina Su cabeza y no hay esfera de la cual no puedan ser atraídos estos seres por las bendiciones del amor.        
La humanidad desconoce, en su mayor parte, que los miembros del Reino Elemental tengan ser, y no saben que ellos (los seres humanos) viven gracias al sacrificio de este gran reino no visible, cuyos miembros trabajan incesantemente día y noche, para mantener que la polución de la efluvia humana no sofoque a los propios seres humanos, incluso hasta el punto donde el aliento no podría ser llevado a las fosas nasales o sostenido dentro de la forma (física). Debería haber individuos o grupos interesados en bendecir a este reino -haciéndose amigos del Reino de la Naturaleza-. Ustedes deben recordar ellos tienen una conciencia inocente, como de niños pequeños, en su mayor parte, y desean siempre prestar servicio por amor. Humildemente Yo les sugeriría que dentro de la actividad de sus clases de trabajo, no hay alturas a las cuales no puedan llegar, invocando la ayuda del Reino Elemental, equilibrando estos extremos que se están manifestando en el tiempo actual, a través de las condiciones climáticas. Si en un continente, se estableciese un grupo con el motivo de amarlos, -y no por el servicio que puedan rendir-, Nosotros podríamos manejar el equilibrio de sus actividades, que de otro modo llevan a la liberación de fuerzas cataclísmicas… 
¡Los Elementales tejieron las más diminutas y delicadas flores, los grandes Devas desarrollaron las hojas de los árboles; los poderosos Espíritus del Aire estuvieron activos en Su Propio elemento; y toda la naturaleza trabajó unida armoniosamente para la música rítmica de la creación!        
Mientras tenía lugar esta actividad, los grandes Elohim y los Constructores de la Forma menores, los Ángeles Devas y los miembros del Reino Elemental, fueron creando y embelleciendo el planeta. Helios y Vesta estuvieron extrayendo desde el Gran Sol Central las Chispas Espirituales (corrientes de vida individuales) que iban a ser los beneficiarios de toda esta preparación y amor. Éstas descansaron sobre el seno de Vesta hasta que los Padres Divinos estuvieron preparados para proyectar los Seres de Fuego Blanco y los Cuerpos Electrónicos que llegaron a ser las vestiduras de esas Chispas Divinas. 



miércoles, 20 de junio de 2018

Paracelso y los seres elementales

           saralecu

El hombre es un instrumento por el cual los tres mundos - el espiritual, el astral y el Elementario - están obrando. En él hay seres de todos estos mundos, racionales y no racionales, criaturas inteligentes y en inteligencia. Una persona sin conocimiento ni gobierno propio, obra impulsado según la voluntad de estas criaturas; pero el verdadero filósofo obra conforme a la voluntad del Supremo Ser, el Creador, que está en él. Si los amos a quienes el hombre obedece son locos, ellos, sus siervos, también obrarán locamente. Es cierto que cada uno cree que él es el amo y señor y que hace lo que quiere, pero no ve al engañador que esta dentro de él, el cual es su amo, y en quien él mismo viene a ser un engañado. (”De Meteoris.”)
Hay otra clase de espíritus, los Sagane o Espíritus Elementales de la Naturaleza. 

Paracelso dice tocante a sus cuerpos lo siguiente: “Hay dos clases de carne, una que viene de Adán y otra que no viene de Adán. La primera es material y grosera, visible y tangible para nosotros: la otra no es tangible y no está hecha de tierra. Si un hombre que desciende de Adán, quiere pasar por una pared, tiene primero que hacer un agujero en ella; pero un ser que no desciende de Adán, no necesita hacer ningún agujero o puerta, sino que puede pasar por la materia que nos parece sólida, sin causarle ningún daño. Los seres que no han descendido de Adán, lo mismo que los que de él han descendido, están organizados y tienen cuerpos substanciales: pero hay tanta diferencia entre la sustancia que compone sus cuerpos, como la que hay entre la Materia y el Espíritu. Sin embargo, los Elementales no son espíritus, porque tienen carne, sangre y huesos; viven y propagan su especie, comen y hablan, obran y duermen, etcétera, y por consiguiente no pueden propiamente ser llamados “espíritus”. Son seres que ocupan un lugar entre los hombres y los espíritus, pareciéndose a los hombres y mujeres en su organización y forma y pareciéndose a los espíritus en la rapidez de su locomoción. Son seres intermediarios, o Composita, formados de dos partes en una, lo mismo que dos colores mezclados parecerán como un color, no pareciéndose a ninguno de los dos originales. Los Elementales no tienen principios superiores, por lo mismo no son inmortales y cuando mueren, perecen como los animales. Ni el agua ni el fuego puede dañarles, y no pueden ser encerrados en nuestras prisiones materiales. Están, sin embargo sujetos a enfermedades. Sus costumbres, acciones formas, maneras de hablar, etc., no son muy diferentes a las de los seres humanos: pero hay muchísimas variedades, Tienen sólo intelecto animal y son incapaces de desarrollo espiritual. (“Lib. Filos,” II,)
Estos espíritus de la naturaleza no son animales; tienen razón y lenguaje como el hombre; tienen mente, pero no alma espiritual. Esto puede parecer extraño e increíble: pero las posibilidades de la naturaleza no están limitadas por el conocimiento que el hombre tiene de ellas, y la sabiduría de Dios es insondable. Tienen hijos, y éstos son como ellos. El hombre está hecho a la imagen de Dios, y se puede decir que ellos están hechos a la imagen del hombre pero el hombre no es Dios, y los espíritus elementales de la naturaleza no son seres humanos, aunque se parecen al hombre pueden enfermar y mueren como animales. Sus costumbres se parecen a las de los hombres, trabajan y duermen, comen, beben y hacen sus vestidos, y así como el hombre está más cerca de Dios así ellos están más cerca del hombre. (“Lib. Filos” II).
Viven en los cuatro elementos; las Ninfas en el agua, Las Sílfides en el aire, los Pigmeos en la tierra, y las Salamandras en el fuego. Son llamados también Ondinas, Silvestres, Gnomos, Vulcanos, etc. Cada especie se mueve únicamente en el elemento a que pertenece y ninguno de ellos puede salir de su elemento propio, que es para ellos como el aire para nosotros, o el agua para los peces y ninguno de ellos puede vivir en el elemento que pertenece a otra clase. Para cada ser elemental, el elemento en que vive es transparente, invisible y respirable, como la atmósfera lo es para nosotros. 

Las cuatro clases de espíritus de la naturaleza no se relacionan entre sí; los Gnomos no se comunican con las Ondinas o Salamandras ni los Silvestres con ninguna de aquellas. Así como los peces viven en el agua que es su elemento, así cada ser vive en su propio elemento.


sábado, 24 de febrero de 2018

El karma humano y los elementales


Estudiante. ¿?No existe ninguna relación entre el Karma humano y los elementales?
Sabio: Existe una relación muy importante. El mundo elemental se ha convertido en un poderoso factor en el Karma de la raza humana. Ya que es inconsciente, automático y fotográfico, asume el aspecto de la familia humana. En las primeras edades, cuando podríamos postular que el ser humano no había aún empezado a crear Karma negativo, el mundo elemental tenía una relación más amigable con los hombres, pues no había recibido impresiones hostiles. Pero, tan pronto como la humanidad principió a convertirse en algo ignorante, enemistándose no sólo entre sí misma, sino que con toda la creación, el mundo elemental comenzó a asumir el mismo aspecto, devolviéndole a la humanidad un idéntico trato, por decirlo así, que las acciones humanas merecían. Se puede comparar con un asno, el que al empujarlo empuja en la dirección contraria o a un ser humano, que cuando se le insulta, tiende a contestar en el mismo modo. Por lo tanto, siendo el mundo elemental una fuerza inconsciente, devuelve o reacciona hacia la humanidad, exactamente como ésta actúa hacia él, no importando que las acciones humanas fueran efectuadas conociendo o ignorando estas leyes. Así, en este período, el aspecto y el accionar del mundo elemental es el exacto resultado de las acciones, pensamientos y deseos de las humanidades anteriores. Mas, el mundo elemental, siendo inconsciente y actuando sólo de acuerdo con las leyes naturales de su ser, juega un papel importante en la operación del Karma. Mientras que la humanidad no cultive un sentimiento fraterno y caritativo hacia toda la creación, los elementales carecerán del impulso necesario para actuar en nuestro beneficio. Sin embargo, tan pronto como la humanidad principie a cultivar un sentimiento fraterno y amoroso por toda la creación, los elementales empezarán inmediatamente por asumir una nueva condición. 

Estudiante: ¿Qué acontece entonces, en los fenómenos efectuados por los adeptos? 
Sabio: No es posible producir fenómenos sin la ayuda o el perturbamiento de los elementales. Cada fenómeno necesita el empleo de una gran fuerza, causando de forma correspondiente un profundo disturbio en el mundo elemental y tal alteración trasciende el límite natural de la ordinaria vida humana. Por consiguiente, al completar el fenómeno, el perturbamiento producido principia a compensarse. Los elementales se mueven de forma por demás agitada, precipitándose en diferentes direcciones. No son capaces de afectar a los que están protegidos. Pero pueden, o mejor dicho, es posible para ellos entrar en la esfera de las personas desprovistas de protección y especialmente de los que se dedican al estudio del ocultismo. Luego, se convierten en agentes empeñados en concentrar el karma de dichos individuos, causando a menudo problemas y desastres o diferentes dificultades que de otro modo hubieran surgido en un cierto lapso de tiempo, considerándose entonces como simples y normales vicisitudes de la vida. Esto explica el sentido de la declaración que un Adepto no efectuará un fenómeno si no ve el deseo en la mente de otro inferior o superior Adepto o estudiante, pues así se establece una relación de simpatía y también una tácita aceptación de las probables consecuencias. Esto nos ayudará también a comprender el por qué muy a menudo algunas personas capaces de producir los fenómenos, sienten aversión en realizarlos en casos donde se podría pensar que serían benéficos, y por qué, como algunos individuos materialistas podrían opinar, no se hacen nunca para alcanzar metas terrenas, como el procurar dinero, transportar objetos, influenciar las mentes y así sucesivamente.
Estudiante: Acepte mis gracias por su instrucción.


viernes, 10 de noviembre de 2017

Solapaciones




El trámite de la oleada de vida de uno a otro reino no se efectúa en rigurosa continuidad, sino que se nota mucha latitud en la variedad, y así quedan no pocos huecos o solapaciones entre los reinos. Esto se ve más claramente en nuestra línea de evolución, porque la vida que llega a los niveles superiores del reino vegetal no pasa nunca a los inferiores del animal, sino que por el contrario, entra en éste por etapas bastante adelantadas. Así, por ejemplo, la vida que anima un robusto árbol forestal no descenderá jamás a animar un enjambre de mosquitos, ni siquiera una familia de roedores o de rumiantes. Estas formas animales están animadas por la porción de oleada de vida que salió del reino vegetal en el nivel de la dalia o del diente de león. En todo caso se ha de recorrer la escala evolutiva; pero parece como si la parte delantera de un reino fuese paralela a la zaguera del reino inmediatamente superior, de suerte que el tránsito de uno a otro se puede efectuar por distintos niveles según los casos.
La corriente de vida que entra en el reino humano esquiva por completo las etapas inferiores del reino animal; esto, es que la vida que ha de alcanzar el reino humano nunca se manifiesta en forma de insectos ni reptiles. Antiguamente entró en el reino animal por el nivel de los enormes saurios antediluvianos; pero ahora pasa directamente de las superiores formas vegetales a la de los mamíferos. De la propia suerte, cuando se individualizan los más adelantados animales domésticos, no han de humanizarse necesariamente por vez primera en la forma de primitivos salvajes. El siguiente diagrama muestra en ordenación sinóptica algunas de estas líneas evolutivas, aunque en
modo alguno las contiene todas, pues sin duda hay otras no observadas todavía, con multitud de maneras de pasar de una a otra por distintos niveles. Así es que el diagrama ( situado en la ultima
pagina de este libro ) se contrae a un amplio bosquejo del plan. Según se infiere del diagrama, en la última etapa convergen todas las líneas de evolución, o por lo menos para nuestra ensombrecida vista no hay distinción entre la gloria de los altísimos seres, aunque acaso si fuese mayor nuestro conocimiento podríamos completar el diagrama. De todos modos, sabemos que así como el reino humano está el grandioso reino de los ángeles o devas, y que la entrada en este reino es una de las siete puertas que se abren ante los pasos del Adepto.
Este mismo reino de los devas es la etapa superior de la evolución de los espíritus de la naturaleza, aunque en esto vemos otro ejemplo de los saltos o solapaciones a que antes aludimos, porque el Adepto entra en el reino dévico por la cuarta etapa, sin pasar por las tres inferiores, mientras que el espíritu de la naturaleza entra en el reino dévico por la primera etapa, o sea la de los devas inferiores. Al entrar en el reino dévico recibe el espíritu de la naturaleza la divina chispa de la tercera oleada de vida y logra así la individualidad, como la logra el animal cuando entra en el reino humano. Además, de la propia suerte que el animal sólo puede individualizarse poniéndose en contacto con el hombre, análogamente el espíritu de la naturaleza, para lograr la individualización, ha de ponerse en contacto con el ángel, servirle de ayudante y trabajar para complacerle, hasta que aprenda a trabajar como los ángeles. En rigor, los más adelantados espíritus de la naturaleza no son seres humanos etéreos o astrales, porque todavía no están individualizados, pero son algo más que un animal etéreo o astral, pues su grado de inteligencia es muy superior al de los animales, y en muchos puntos igual al del común de la humanidad.
Por otra parte, los espíritus de la naturaleza de orden ínfimo tienen limitadísima inteligencia, por el estilo de la de los pájaros-moscas, mariposas o abejas a que tanto se parecen. Según se ve en el
diagrama, los espíritus de la naturaleza abarcan un amplio segmento del arco de evolución, incluyendo etapas correlativas con todas las de los reinos vegetales, animal y humano, hasta casi en la que hoy está nuestra raza. Algunos tipos inferiores de espíritus de la naturaleza no tienen nada de estéticos; pero también ocurre lo mismo con las especies inferiores de reptiles de insectos. Hay tribus de espíritus de la naturaleza, no desarrollados todavía, de gustos groseros, y por lo tanto, su aspecto está en correspondencia con su etapa de evolución.
Las informes masas con enormes y rojas fauces que viven en las nauseabundas emanaciones etéreas de la sangre y del pescado podrido, son tan horribles a la vista como a la sensación de toda persona de mente pura. Igualmente repulsivas son las entidades rojinegras, semejantes a crustáceos rapaces, que planean sobre los lupanares, y los monstruos parecidos al octopus que apetecen regodearse en los vapores alcohólicos de las orgías y festines del beodo. Sin embargo, por muy repugnantes que sean estas arpías, no son dañinas de por sí ni se pondrán en contacto con el hombre, a menos que se degrade al nivel de ellas esclavizándose a sus bajas pasiones. Tan sólo los espíritus de la naturaleza de estas especies inferiores y repulsivas se acercan voluntariamente al hombre vulgar.
Otras de la misma clase, pero algo menos materiales, se gozan en bañarse en las groseras vibraciones levantadas por la cólera, avaricia, crueldad, envidia, celos y odio. Quienes cedan a estos innobles
sentimientos, se exponen a estar constantemente rodeados por las corroñosas coluvies del mundo astral, que unos a otros se atropellan con tétricas ansias de antesaborear un arrebato pasional, y en su ceguera hacen cuanto pueden para provocarlo o intensificarlo. Apenas cabe creer que tan horrosas entidades pertenezcan al mismo reino que los simpáticos y jubilosos espíritus de la naturaleza que vamos a describir.



domingo, 1 de octubre de 2017

Las Silfides



Vamos a considerar ahora el tipo superior del reino de los espíritus de la naturaleza, o sea la etapa en que convergen las líneas de desenvolvimiento de las hadas de tierra y mar. Son las sílfides o espíritus del aire muy superiores a los tipos que hemos tratado hasta ahora, pues ya se han desprendido de materia física y su vehículo inferior es el astral. Aventajan mucho en inteligencia a las clases etéreas e igualan a la generalidad de los hombres, aunque todavía no están
permanentemente individualizadas.
Por estar tan evolucionados estos seres pueden comprender acerca de la vida mucho más que los animales al separarse de su alma grupal, y así ocurre que conocen que les falta la individualidad y anhelan ardientemente lograrla. Esta es la verdad subyacente que en las tradiciones populares que representan a los espíritus de la naturaleza anhelosos de poseer un alma inmortal.
El procedimiento que ordinariamente siguen para este logro consiste en relacionarse por el trato y el amor con los Devas o ángeles astrales que constituyen el grado de evolución inmediatamente superior.
Un animal domestico, como el perro o el gato, progresa por el desarrollo de su inteligencia y de sus afectos mediante el intimo contacto con su dueño. No sólo le mueve su amor al dueño a determinados esfuerzos para comprenderle, sino que las vibraciones del cuerpo mental del dueño influyen de continuo en su rudimentaria mente, que poco a poco aumenta en actividad, al propio tiempo que el afecto de su amo despierta en su cuerpo astral siempre crecientes emociones.
El hombre puede o no amaestrar al animal, pero en todo caso, aun sin deliberado esfuerzo, la íntima relación entre ambos favorece el progreso evolutivo del inferior. Con el tiempo, el desenvolvimiento del animal llega a un nivel en que es capaz de recibir la tercera Oleada o, mejor dicho, Efusión de Vida, que lo individualiza separándolo definitivamente de su alma grupal.
Ahora bien, esto es exactamente lo que ocurre entre el Deva astral y la sílfide, con la sola diferencia de que lo efectúan de más inteligente y eficaz manera. Ni un hombre entre mil sabe nada acerca de la verdadera evolución de su perro o de su gato ni mucho menos comprende el animal las posibilidades que le aguardan. Pero el Deva conoce claramente el plan de evolución y en muchos casos también sabe la sílfide lo que le conviene, y en consecuencia obra inteligentemente para lograrlo.
As es que cada Deva astral tiene adictas varias sílfides a quienes enseña y de él aprenden, intercambiándose sus afectos.
Muchos de estos Devas astrales sirven de agentes a los devarrajas en la distribución del karma, y así ocurre que las sílfides suelen ser agentes subalternos de esta obra, adquiriendo sin duda copiosos conocimientos, mientras ejecutan la labor asignada.
El Adepto sabe cómo utilizar los servicios de los espíritus de la naturaleza cuando de ellos necesita, y hay no pocos asuntos que les pueden confiar. En el número de Broad Views, correspondiente a febrero de 1907, se publicó un admirable relato de la ingeniosa manera en que un espíritu de la naturaleza desempeñó una comisión que le había confiado un Adepto.
Se le encargó que distrajese a un inválido enfermo de gripe, y durante cinco días el espíritu entretuvo con curiosas e interesantes visiones cuyo feliz resultado, según confesión del mismo enfermo, fue “alegrar los días que en ordinarias circunstancias hubieran sido de insufrible tedio”.
Le mostró el espíritu de la naturaleza una desconcertante variedad de escenas en que aparecía el interior de semovientes rocas con diversidad de seres en ellas.
También le mostró montañas, bosques, senderos y edificios de soberbia arquitectura, columnas corintias, estatuas, bóvedas y maravillosas flores entre palmas que ondeaban como mecidas por la brisa. Con los objetos del aposento componía una escena de mágica transmutación, y en verdad que de la curiosa índole del solaz proporcionado podía colegirse la especie de espíritu de la naturaleza empleado en tan caritativa obra.
Los magos orientales procuran a veces obtener la ayuda de los superiores espíritus de la naturaleza para sus operaciones; pero este empeño no está exento de peligros.
Al efecto han de valerse de la invocación o de la evocación. La invocación consiste en atraer al espíritu con súplicas y concertar el asunto con él. La evocación estriba en actualizar influencias que muevan al espíritu a obedecerle. Si fracasa en el intento se expone a provocar la hostilidad con riesgo de inutilizarlo prematuramente o por lo menos lo colocará en situación desairada y ridícula.
Hay muchas variedades de sílfides que difieren en poder, inteligencia, aspecto y costumbres. Desde luego que no están tan contraídas a determinada localidad como las clases ya descritas, aunque también parecen reconocer los límites de diversas zonas de altitud, pues unas variedades flotan siempre cerca de la superficie terrestre, mientras que otras veces se acercan a ella. Por regla general comparten la común repugnancia por la vecindad del hombro y sus inquietos deseos; pero hay
ocasiones en que soportan esta molestia a cambio de diversión o de lisonja.


Sus diversiones


Se solazan animando formas mentales de varias clases. Por ejemplo, un novelista produce vigorosas formas mentales de todos sus personajes y los va moviendo, como si fueran polichinelas, en su diminuto escenario; pero a veces un tropel de jubilosos espíritus de la naturaleza se apodera de las formas mentales creadas por el novelista y desarrollan la acción bajo un plan improvisado por la
excitación del momento, de modo que el desalentado autor nota que sus muñecos se le han ido de la mano y demuestran voluntad propia.
La afición a las jugarretas, tan características en algunas halas, persiste en las especies inferiores de sílfides, cuyas personificaciones no son ya de índole tan inofensiva.
Las gentes cuyo mal karma las colocó bajo el dominio de la teología calvinista y no tienen todavía inteligencia o fe bastantes para desechar sus blasfemas doctrinas producen con sus temerosas emociones horribles formas mentales del imaginario demonio a quien su superstición concede tan preeminente papel en el universo.
Siento decir que algunos traviesos espíritus de la naturaleza son incapaces de resistir a la tentación de enmascararse con estas terribles formas mentales, tomando a broma el aparecer con cuernos, arrastrar una cola ahorquillada y echar llamas por las fauces.
A quien conozca la índole de estos demonios de pantomima, no le causarán daño alguno; pero los niños bastante receptivos para tener un vislumbre de tan espantables espectros, sentirán profundo terror si no se les advirtió de su inanidad.
Como quiera que el espíritu de la naturaleza no conoce el miedo, no echa de ver las graves consecuencias de su travesura, y acaso cree que el miedo del niño es fingido y que forma parte del juego.
Sin embargo, no podemos inculpar al espíritu de la naturaleza, desde cl momento en que consentimos que nuestros niños estén atados a la cadena de una grosera superstición, descuidando inculcarles la capital verdad de que Dios es amor y que el perfecto amor desvanece todo temor.
Si el espíritu del aire aterroriza así de cuando en cuando a los niños vivientes mal instruidos, debemos poner en su abono el anhelo con que procura entretener y divertir a millones de niños de los que llamamos "muertos"; pues jugar con ellos y solazarlos de cien maneras distintas, es una de sus más dichosas tareas.
Las sílfides han echado de ver la oportunidad que les deparan las sesiones espiritistas, y las hay que asisten frecuentemente a ellas con nombres por el estilo de Dalia o Girasol. Son capaces de dar sesiones muy interesantes porque saben mucho acerca de las condiciones e índole de la vida astral. Responden prontamente a preguntas con tanta veracidad como sus conocimientos les permiten y
con apariencia de profundidad cuando el asunto está más allá de su alcance.
Producen golpes, movimientos, ruidos y luces sin la menor dificultad, y están dispuestas a llevar cualquier mensaje que sea necesario, no para dañar ni engañar, sino por el placer que experimentan en servir de mensajeras y verse adoradas y reverenciadas con profunda devoción y afecto como "queridos espíritus" y "ángeles custodios". Comparten la complacencia de lo concurrentes a la sesión y les satisface la benéfica obra de consolar al triste.
Como quiera que viven astralmente, la cuarta dimensión es un hecho vulgar en su existencia, y esto les facilita muchas jugarretas que a nosotros nos parecen prodigiosas, tales como sacar objetos de una caja cerrada o poner flores en un aposento igualmente cerrado.
Las sílfides o espíritus del aire que asisten a las sesiones espiritistas, conocen los deseos y sentimientos de los circunstantes de modo que pueden leer en su mente cuando piensan, excepto las ideas abstractas, y están a su alcance toda clase de materializaciones, con tal de disponer del conveniente material.
Se echa de ver, por lo tanto, que sin necesidad de ajeno auxilio, son capaces de proporcionar diversas distracciones y juegos de velada, como sin duda así lo hacen frecuentemente. No quiero decir en modo alguno que los espíritus de la naturaleza sean las únicas entidades que actúan en las sesiones espiritistas. El manifestado "espíritu" es a menudo el mismo que dice ser; pero también es verdad que a veces no lo es ni remotamente, y el vulgar circunstante no tiene medio alguno de distinguir entre la legitimidad y la impostura.



viernes, 1 de septiembre de 2017

Los Ángeles del Silencio




Hay un tipo de sensibilidad dévica proveniente de los más elevados subplanos del plano astral, cuyas repercusiones en la vida mística de la humanidad pueden ser medidas en términos de paz, quietud y recogimiento. De ahí que los Ángeles que viven, se mueven y tienen su razón de ser en tales niveles son denominados esotéricamente "Los Ángeles del Silencio". Esta realidad será difícil de ser aceptada por nuestra mente concreta, sujeta constantemente a la presión de las cosas objetivas y tangibles de la Naturaleza, pero cuando la vida psicológica del ser humano ha desarrollado en una cierta e importante medida "el amor de Dios", muy distinto en verdad de lo que llamamos “amor humano", la idea anteriormente expuesta empieza a tener un pleno y absoluto significado y se llega a la comprensión clara y concluyente de que las "meditaciones" y aun las llamadas "prácticas de silencio mental" sólo tendrán valor y eficacia reconocida si el corazón está libre y desapegado no sólo de las cosas del mundo, sino también de las ansias de crecimiento espiritual. El Silencio del Corazón, mediante el cual son invocados los Ángeles del Silencio, exige aquello que en lenguaje muy esotérico definimos como "desapasionamiento", el cual sólo puede ser logrado cuando en el intento, a veces desesperado, de la Búsqueda dejamos en cada repliegue de la mente o en cada recodo del Sendero “jirones de nuestro yo vencido". Y, sin embargo, el Silencio del Corazón no es el resultado de una lucha o de una resistencia a la vida en cualquiera de sus motivos condicionantes, sino un impulso de sagrada comprensión que nos lleva adelante, triunfando de todos los obstáculos que se oponen a nuestro camino. La lucha, tal como humanamente la entendemos, es decir, como una reacción contra algo o contra alguien, jamás nos acercará a la Morada de los Ángeles del Silencio... Lo que realmente precisamos es darnos cuenta, “sin lucha ni resistencia alguna” de las cosas que sobran en nuestra vida no para sofocarlas ni para destruirlas, sino para que nos revelen, frente al drama kármico de nuestra vida, "sus verdaderas razones y motivos”. Descubierto el verdadero sentido de una cosa, ésta desaparece sin lucha ni conflicto alguno del campo conceptual de la conciencia y deja virtualmente de atarnos a la rueda kármica de las caprichosas veleidades y de la futilidad de los motivos. Sobreviene entonces una acción maravillosa de carácter dévico, la cual “operando desde el éter” ayuda a disolver aquellos residuos que nuestra atenta observación había arrojado a la periferia de nuestra aura magnética. El Silencio natural implica “nitidez áurica”, y nadie podrá realmente gozar de sus impersonales y extraordinarios beneficios, cuyo carácter es iniciático, si su aura etérica se halla llena de residuos kármicos, los cuales, en sus profundas motivaciones, no son sino deseos posesivos cristalizados que condicionan y empobrecen la conducta. La Psicología esotérica, que será utilizada en un futuro no muy lejano, se basará en la profunda y sostenida observación individual de las propias e íntimas reacciones frente a la vida y a los acontecimientos y no, tal como se hace ahora, siguiendo todavía el método pisceano de “hacer conciencia” de los recuerdos del pasado, es decir, de las incontables memorias acumuladas en el tiempo y que en su totalidad constituyen lo que técnicamente llamamos “subconsciencia” el elemento sobre cuya base se crean todos los traumas y complejos psicológicos del ser. La verdadera curación psicológica se halla precisamente en “la disociación” de dichas memorias, no en hacer conciencia de las mismas tras el ordinario proceso de “volver al pasado” para hallar las causas productoras de un hecho que crea perturbaciones en la conciencia. Esotéricamente hablando, la verdadera salvación psicológica del ser consiste en aprehender el sentido de la vida afrontando serenamente, pero con indomable energía, el presente inmediato. Esto exigirá naturalmente una gran dosis de atención y de observación, pero en la intensidad de las mismas se comprobará que el “yo acumulativo” creador de los problemas humanos, va dejando progresivamente de actuar y finalmente por desaparecer del campo de la conciencia. Al llegar a este punto es cuando se produce el hecho, anteriormente descrito, de rechace de deshechos psíquicos hacia la periferia del aura magnética o etérica del ser humano, con la consiguiente actividad de los Ángeles del Silencio, cuya virtualidad principal es limpiar dicho campo magnético con el fin de propiciar la precipitación sobre el planeta Tierra de aquellas esplendentes energías, desconocidas todavía para la inmensa mayoría de las gentes que han de producir “redención etérica” y la introducción de un nuevo orden social en la vida de la humanidad, más en armonía con las sagradas leyes de la Jerarquía y con el santo Propósito de SHAMBALLA.